Invierno. Aunque ya hemos comentado que es una zona fría no es menos cierto que abundan los días anticiclónicos, de sol espléndido tras helada matinal, donde aparecen especies de interés que pueden hacer la visita bastante interesante. Aquí no son raras especies como el pinzón real, el escribano cerillo, el picogordo, lúgano, zorzales…que conjugan tan heterogéneo ambiente. En los últimos años han aparecido también por aquí los gorriones morunos. En invierno hacen movimientos erráticos y pueden encontrarse dormideros en torno a laguna de la Sima, con más de cien ejemplares.
Si el invierno ha sido lluvioso, la existencia del humedal en Conquezuela es una garantía para la presencia de anátidas, en especial cercetas comunes, ánades rabudos y ánades azulones que se podrán ver desde un primer momento seguidos, según vayan pasando las semanas en enero y febrero, de garzas, cigüeñas, algunos primeros limícolas en paso como andarríos grandes y bandos de avefrías. Grullas y ánsares también se citan aquí, aunque en menor medida que en otros humedales comarcales como Barahona.
Marzo-Abril. Las aves acuáticas siguen siendo las protagonistas. Las aves limícolas serán las más abundantes pues se suman chorlitejos, archibebes, andarríos y seguirán las avefrías hasta que el humedal se vacíe del todo, a comienzos del mes de mayo. La atención se concentra entonces en las aves rupícolas presentes en los pequeños cortados de arenisca cercanos: alimoches, cernícalos, avión roquero, gorrión chillón, colirrojo tizón, cuervo, chova piquirroja, y los roqueros rojo y solitario.
La Laguna de la Sima no se secará todavía en este periodo y acogerá una pequeña población de azulones, zampullín común, focha, rascón, polla de agua y carriceros tordales.
Mayo-Junio. Los robledales cercanos tardan mucho en echar la hoja. A veces no es hasta finales de mayo cuando se produce este hecho. Son bosques en regeneración, sin muchos ejemplares maduros, pero que albergan una interesante avifauna con ciertos tintes “norteños”. En los últimos años se pueden ver aquí especies como el bisbita arbóreo, el zorzal común, el trepador azul y el alcaudón dorsirrojo.
Es muy curioso comprobar que, junto a esta expansión norteña, hay alguna especie que llega desde el sur como la curruca cabecinegra y el gorrión moruno. Si ampliamos la visita a alguna de las zonas de paramera cercanas, con cogujadas montesinas, terreras comunes, bisbitas campestres, currucas tomilleras y collalbas rubias, el listado de especies presente es más que considerable.