El pequeño tramo del río Jalón que tenemos aquí es un buen lugar para observar aves todo el año. La construcción de la depuradora de Medinaceli ha hecho que la calidad de las aguas del río haya mejorado en este sector y podamos observar aguas más limpias. Garzas reales, azulones, bisbitas pratenses, buitrones, algún aguilucho lagunero, rascón, polla de agua, ruiseñor bastardo…
Según vaya llegando la primavera se podrá observar aquí lavandera boyera, pechiazul -en paso-, carricerín común, tarabilla común, carricero tordal, carricero común, buscarla pintoja, aguilucho cenizo, martín pescador -en paso- bisbita campestre, etc. En las salinas aparecerán también los chorlitejos chicos. Un par de parejas al menos se pueden observar todos los años allí.
Fuera de estas zonas húmedas, la cantidad y calidad de aves que podamos observar por aquí disminuye mucho fuera del periodo primaveral. El invierno pasa factura y en estas laderas solo los más duros sobreviven: currucas rabilargas, escribanos montesinos, gorriones chillones, bandos de perdices, cogujadas montesinas…y surcando los cielos cernícalos, buitres y águilas reales. Este valle es uno de los mejores sitios para observar águilas reales pues casi siempre se puede ver campeando algún ejemplar de poblaciones cercanas. La situación cambia mucho en primavera.
Mayo y junio son dos meses espectaculares. En el valle, el arroyo con sus carrizales se llena de lavanderas boyeras, carriceros comunes, ruiseñores y tarabillas comunes. No será difícil ver abejarucos y abubillas. Las choperas que se desarrollan en Arbujuelo acogen a poblaciones de torcecuellos, oropéndolas, pinzones, currucas capirotadas y mosquiteras, petirrojos…
Con todo, quizá lo más interesante sea un buen recorrido visual y con atención al oído por las laderas. El escribano hortelano aparece aquí con buenas densidades. A su alrededor, dependiendo del grado de cobertura del matorral, zarceros comunes, currucas mirlonas, tomilleras y carrasqueñas– que se suman a las abundantes residentes rabilargas– y quizás, según años, curruca cabecinegra. También alguna pareja de la cada vez más amenazada tórtola común.
Según ascendamos por la ladera no es nada difícil observar en las acumulaciones rocosas desprendidas del páramo al roquero rojo, acompañado por gorriones chillones, collalbas grises y rubias, pardillos y abubillas. El roquero solitario también aparece aquí. Las Dos Hermanas de Arbujuelo es un punto casi seguro para observar a tan colorida especie. Si hemos hecho el recorrido principal ya estaremos en el páramo superior. Dependiendo de la hora a la que lleguemos podremos ver alondras comunes, bisbitas campestres, terreras comunes y quizá algún canto de la alondra ricotí.