A pesar de ser un espacio privilegiado para la observación de aves, el embalse de Monteagudo ha conocido tiempos mejores. Dos de las especies principales del embalse, son hoy casi testimoniales. En los meses de verano se establecía aquí la mejor colonia de zampullín cuellinegro (57 nidos en 2002) y concentraciones de más de 1000 individuos de pato colorado, procedentes de otros lugares para realizar su muda.
También en invierno se concentraba un buen número de aves invernantes: 1.000 aves de media en los años 80,700 en los años 90-comienzos de siglo XXI, pero apenas 100 en la actualidad. Todos esos cambios, negativos, en la población de esas aves acuáticas que dependen de la flora subacuática se deben, como ya hemos indicado, a la presencia de carpas y otros peces que han alterado hasta hacerla desaparecer, esa vegetación y, por ende, la capacidad de esas aves para encontrar alimento.
Pero ello no es obstáculo para que no podamos seguir disfrutando con muchas especies de aves como por ejemplo:
Grullas (Mediados de febrero/marzo y finales de octubre/primera quincena de noviembre). Seguramente será el mayor espectáculo con el que se puede disfrutar hoy en el embalse. La situación de Monteagudo en plena ruta migratoria de esta y otras muchas aves, hace que la presencia de grullas que utilicen el embalse como área de reposo y descanso en sus viajes sea una constante. Si tenemos suerte podemos topar con cifras de varios miles de grullas que hacen un alto aquí. Si han dormido, van a utilizar la orilla más noroccidental, precisamente la única orilla en la que no hay camino en los alrededores.
Un acercamiento andando por allí solo va a conseguir que levantemos y espantemos a todas, por lo que el mismo está más que desaconsejado. El mejor lugar para verlas es desde el mirador. Desde aquí podemos ser testigos, si estamos algún día a primera hora de la mañana, de cómo las grullas van desperezándose poco a poco y parten, o bien a seguir su ruta migratoria o bien a comer algo en las fincas de cereal cercanas, especialmente en la llanada que se dirige hasta Fuentelmonge.
Cernícalo primilla (Mediados de Julio-Finales de Agosto). Esta es una especie que no se reproduce, ni aquí ni en ningún otro lugar de la provincia de Soria. Sin embargo, en las fechas indicadas, alrededor de 50 cernícalos utilizan los tendidos eléctricos cercanos a la entrada del embalse como posadero.
Este tipo de concentraciones se producen en otras zonas de la provincia y corresponden a los movimientos estivales de esta especie que abandona sus áreas de cría en la meseta sur y el valle del Ebro porque el calor ha acabado con sus presas y se desplaza a otras zonas del norte más frescas.
Águila pescadora versus cigüeña negra (marzo-mayo, mediados de agosto-comienzos de octubre). Ambas especies han aumentado, afortunadamente, sus poblaciones en Europa y su observación en aguas del interior no es tan rara ya en la actualidad como lo podía ser hace 25-30 años. Una muestra de, como ya hemos indicado en el caso de las grullas, la estratégica situación del embalse para muchas aves migratorias.
Con un poco de suerte en el caso del águila pescadora podremos ver algún lance de pesca. Si es exitoso se dirigirá con el pez pescado hacia algún poste eléctrico cercano donde dará buena cuenta de él. La revisión de todos los apoyos de los postes y tendidos eléctricos que rodean el embalse tiene que ser algo que se haga siempre pues allí podríamos ver sobre todo rapaces, especialmente en primavera-verano con milanos negros, culebreras, ratoneros, calzadas, alcotanes y águilas reales como inquilinas de los mismos. También podremos observar a las cornejas, presentes todo el año en el embalse y alrededores.
Somormujo lavanco. (Desde mediados de febrero hasta noviembre). Rarificadas las fochas hasta casi su desaparición el somormujo lavanco es, junto con el azulón, el ave acuática más representativa del embalse. A finales de verano la población de somormujo se acerca a los 50 ejemplares y es todo un espectáculo contemplar a estas aves en época de celo. En invierno puede quedar algún ejemplar, aunque lo normal es que desaparezca toda la población.
Cerceta carretona (marzo-mediados de abril). Los azulones pueden verse todo el año y, en los pasos, pueden verse en bajo número todas las anátidas de superficie del país. Entre ellas destaca la cerceta carretona pues todavía se observa en buen número en el paso prenupcial. A destacar los 205 ejemplares vistos el 12 de marzo de 2009.
Paseriformes. Aun cuando a veces visitamos un humedal pensando solo en las especies de no paseriformes propias de esos espacios no menos cierto es que sería absurdo pasar de largo por las muchas más especies de aves paseriformes que podemos ver por aquí. Aun en invierno, esto es patente con grandes bandos de pardillos y gorriones chillones. También hay cogujadas, difícil distinguir las comunes de las montesinas pues aquí aparecen a veces en los mismos lugares. Lavanderas blancas, bisbitas pratenses y alpinos se mueven en las orillas.
Según avanza la primavera, para marzo, empiezan a aparecer las primeras golondrinas y aviones. En abril podremos ser testigos del paso de muchas de estas aves, aunque no se puede comparar en este aspecto algunos días de septiembre, con miles y miles de aviones comunes, aviones zapadores y golondrinas vulgares. A lo largo de abril van llegando terreras comunes, bisbitas campestres y currucas tomilleras, las tres especies de hábitats esteparios más frecuentes aquí. Y ligada al agua la lavandera boyera. Con suerte a comienzos de mayo disfrutaremos también del espectáculo de los vencejos comunes y reales en busca de insectos que llevarse al pico. En esas fechas ya casi todas las especies estivales están ya aquí. En las rocas que conforman el cierre del embalse en varios puntos veremos collalbas grises.
Será después de la reproducción, a partir de finales de julio, todo agosto y hasta mediados de septiembre cuando se genera el máximo flujo en paseriformes migratorias. Especies esquivas y escasas como las buscarlas pintoja y unicolor o el pechiazul se citan todos los años aquí.
Ganga Ortega/Alcaraván/Sisón. Las campiñas cerealistas que rodean el embalse hacia Fuentelmonge, pero, en especial, hacia Almaluez, han sido el hábitat de aves esteparias como la ortega, el alcaraván o el sisón. Precisamente la población de ganga ortega fue el motivo principal de la declaración como ZEPA de este espacio con unas 25-30 parejas estimadas a comienzos de este siglo.
Hoy en día, sin embargo, la población se ha rarificado mucho y ya no podemos ver la imagen de la ortega sobrevolando el embalse y parando a beber agua. Tampoco los alcaravanes crían ya en las laderas y campos adyacentes a la lámina de agua.
Para ver esas especies -y puede que el sisón también- lo mejor es recorrer la carretera que une Monteagudo con Almaluez en primavera y hacer una parada en alguno de los caminos que nos encontremos. Con un poco de suerte podremos ver, amén de las omnipresentes y muy hermosas calandrias en sus vuelos nupciales, el paso fugaz de alguna pareja de ortegas o salirnos un macho de sisón.