En un ambiente tan estepario y, aparentemente vacío para la observación de aves, el valle del río Blanco con la presencia de agua, de pequeños bosquetes, de pastizales y cultivos, incrementa la presencia de diversas especies.
Mayo sería el mes ideal para hacer una lista de aves más que considerable. Si optamos por el recorrido Layna-Pastizal de Urex tendremos una sucesión de aves de medios agrícolas, forestales y de páramos pues, no es nada raro por ejemplo estar andando por el camino y oír las ricotís que están cantando en el páramo superior, siempre y cuando empecemos a primera hora de la mañana.
En las laderas despejadas que caen precisamente del páramo veremos currucas tomilleras y rabilargas, collalbas grises y rubias y el canto del escribano hortelano. Junto a estas especies, las choperas y pastizales del río acogen a un variado catálogo de aves que incluyen especies de raíz norteña como el zorzal común y el alcaudón dorsirrojo. La densidad de lavandera boyera es notable, junto al ruiseñor bastardo y el buitrón. En el pastizal podemos observar rascón, azulón, aguilucho lagunero y el aguilucho cenizo. Trigueros, tarabillas comunes -y norteñas en los pasos- jilgueros, pardillos y alcaudones comunes completaran nuestra lista de observaciones. En el encinar de Urex, el pinzón común y el mosquitero papialbo son las especies dominantes compartiendo espacio con tórtolas europeas y currucas carrasqueñas y mirlonas que también aparecen en buen número.
La elevada altitud de la zona hace que junio y comienzos de julio sean meses también muy aptos para la observación. En julio ahí se verán nutridos grupos familiares de casi todas las especies. Los alrededores de Layna son especialmente bulliciosos con vencejos, golondrinas, gorriones comunes y chillones, urracas, tórtolas turcas, estorninos negros, cogujadas comunes y montesinas. Los aguiluchos laguneros ya tendrán pollos volantones, y los cenizos, calzadas, ratoneros, cernícalos vulgares y culebreras, serán las rapaces más frecuentes.
En agosto-septiembre el valle y las zonas circundantes son buenos lugares para ver aves en migración, especialmente rapaces: grandes bandos de milano negro y abejeros, sobre todo, pero también grupos de abejarucos y otras especies.
Y el otoño-invierno, tendrá un momento de cierta calma, especialmente en el páramo circundante, donde muchas especies desaparecerán. En las zonas de transición entre páramo y áreas forestales, llegarán zorzales alirrojos y reales, permaneciendo buenos bandos de gorriones chillones y pinzones vulgares. En las laderas también si ha sido buen año de cría de las perdices, podremos ver buenos bandos. No será extraño que ver aguilucho pálido y a los escribanos cerillos, que llegan al valle para pasar también el invierno.